DESDE LIBERTADOR HASTA LA 5TA AVENIDA, UNA MILLA


Picasso decía "Si hay algo que robar, lo robo". Pero Picasso también decía aquello de que está bueno esperar que lleguen las musas, sí, pero siempre es mejor que cuando lleguen, nos encuentren trabajando.
Yo no sé si alguien en el GobBsAs estuvo esperando las musas o directamente fue a buscarlas a Manhattan y se inspiró en el Picasso de esa primera frase, porque todo bien con armar un corredor turístico/temático con los museos que hay en el eje de Libertador y demás, pero ir y llamarlo igual que el Museum Mile de Nueva York y usar millas cuando acá usamos kilómetros y, además, decir milla de los museos cuando el recorrido de Palermo a Retiro es de, por lo menos, tres o cuatro millas, es, sí, tal vez, demasiado robo y pocas musas.

get back


Viajo de vuelta con la Luna llena, grande, amarilla, ahí, fija en la ventanilla del avión, como Tom Hanks en Apolo 13 –pero sin el Houston we have a problem y toda esa historia de ir y no llegar y volverse y casi no llegar a volver–, con las mismas ganas de llegar, él a Houston, yo a casa. Las ganas de volver. Y, entonces, la Luna, la Luna llena en la ventana, las luces de lo que creo es Rosario ahí abajo, las luces rojas del ala del MD80 de Austral titilando acá, las luces de las rutas allá en el fondo negro marcando el camino de vuelta, las luces abajo y la Luna quieta en la ventanilla leading the way, y muchas muchas ganas de estar ya en casa. Ya. Estar de vuelta. Llegar, de una vez. Porque, supongo, sólo importa llegar cuando lo que importa está donde estamos yendo. Nada más importa que lo que está allá. ET-phone-home.
Casa.
Ya, por favor, ahora.

here, there or everywhere


Vuelvo a la noche, por el contra-carril de Santa Fe. Se va bastante bien, sin mucho tránsito, rápido para la hora que es. Fluído. Avenidas, calles y veredas semivacías, neones y otras luces, Knives out de Radiohead en la radio. Y esos palotes/conitos reflectivos que separan los carriles. Es como estar en otra parte. Estar en un lugar y no estar donde estamos. Esa sensación casi como de aeropuerto y horas cambiadas y otros idiomas. Un muy breve lapso de sentir que estoy, no sé, en Londres.

school of rock


Cumpleaños de mi mamá.
Le compré tres discos. Tres cds de los Beatles, de las nuevas reediciones con los packs tan lindos. Elegí los tres que ella tenía en elepés de 33 y que nos fuimos llevando cuando nos fuimos: Help!, Sgt. Pepper y Abbey Road.
Le dije que era parte regalo y parte devolución. Y no era una devolución porque nos hayamos llevado los discos, sino porque en esos 33 estaba, ya, hace mucho, toda la música que después iba a terminar escuchando.
Así que, todo junto: feliz cumple y gracias y ticket to ride y a day in the life y here comes the sun y demás.

separar en silabas


Mi madre viaja a Iguazú. Además de fotos de las Cataratas, anécdotas de Ciudad del Este y más historias de vuelos retrasados y esperas en aeropuertos, se trae varios frascos y botellas de productos regionales.
Y, entre estos, veo unos ajíes marca Pu-Pa Ta-Rio.
Me pregunto si el detalle de la etiqueta llega a ser genial, un guiño al cliente, o si es pura berretada de no animarse a llamar las cosas por su nombre. O si será que alguien –¿Cris Morena? ¿el Grupo Clarín? ¿La Serenísima y Pancho Ibañez?– ya tiene registrado el puta parió y ahora no podamos mandar ahí al que sea que querramos mandar ahí cuando mordemos uno de esos ajicitos.
No importa. Espero que con los ajíes putaparió Pu-Pa Ta-Rio mi mamá haga una de sus muy buenas salsas, nos avise, y pasamos.