el triangulo de las bermudas esta entre avellaneda y el dock sud

Voy a ver a unos proveedores, en algún lugar de Avellaneda, para el lado del Dock Sud.
Busco la dirección, Filcar+GoogleMaps+GPS ayudan, llego.
Toco timbre, sale un hombre en camiseta y cara de dormir la siesta. O cara de que acabo de despertarlo de la siesta.
–No, maestro, no es acá.
–Ah, no? porque tengo esta dirección y...
–Fijate en la otra cuadra –y me señala para aquel lado– porque la numeración se repite.
Repito –me repito–: la numeración se repite.
Entonces voy al 2142 de la otra cuadra. Al otro 2142.
Toda una cuadra de la avenida con una numeración que ya tiene otra cuadra, acá a una cuadra. Una cuadra, cien números, viviendo en una dimensión desconocida. Una cuadra triángulo-de-las-Bermudas.
Un vacío en GoogleMaps y en la vieja Filcar.
Pero la gente va ahí y la gente llega. Como mucho, se pierden –ellos y las cartas y por eso será que hay menos cartas– por una cuadra.

leer, releer, escribir, reescribir


Tengo esto algo abandonado.
Vuelvo al blog como cuando vuelvo a agarrar los viejos cuadernos y libretas que tengo guardados. Leer, volver a leer, y sentir una dualidad rara –reconocer todo lo que está ahí, pero al mismo tiempo ver todo eso como desde afuera, como con cierta falta de pertenencia.
Un turista de esas páginas.
Y sólo de a poco uno va saliendo de la sorpresa y empieza a reconocerse en lo que va leyendo. Y, entonces, ahí sí, ahora sí, agarra el cuaderno y vuelve a escribir.
Que es, de alguna manera, como reescribir esas otras páginas, supongo.
O no.