go back to nordelta, plis


Cada vez que estamos por ahí, vamos a comer a este lugar. Ya es una de esas pequeñas costumbres que uno va esperando cuando vuelve a un lugar: comida mexicana ahí, pescados en el otro lugar.
Y siempre, cada vez que vamos, en la mesa de al lado, hay unos de estos personajes que no paran de hablar de lo exitosos que son, de lo mucho que conocen el mundo, de que tal o cual es un hippie porque estudia arte, que tal o cual está gordo y debería darle vergüenza, que la empresa esto, que la Universidad de San Andrés lo otro, que el MBA, que el CASI.
Pará. Venís a un lugar de comida mexicana y con tu tono afectado de shanishidro pedís milanesas con papas fritas –"no, el picante, viste, me cae pesado"– y te reís de que en el menú hay crepas de cajeta.
Igual, a nosotros nos encanta. La comida, el picante, los chilaquiles, los frijoles, las fajitas, obvio.
Y, desde ya, reirnos de lo tarados que son estos sujetos.

2 comentarios:

S A L dijo...

la foto me dio hambre!!! y el comensal insufrible seguro que es oyente del negro Oro

mato dijo...

el problema es que son muchos.
los comensales insufribles. y los oyentes del negro oro.